De acuerdo con la Organización Mundial de la salud (OMS) se considera adulto mayor a cualquier persona mayor de 60 años de edad, que también pueden ser llamadas de la tercera edad. El envejecimiento de la población puede considerarse un éxito de las políticas de salud pública y el desarrollo socioeconómico, pero también constituye un reto para la sociedad, que debe adaptarse a ello para mejorar al máximo la salud y la capacidad funcional de las personas mayores, así como su participación social y su seguridad. La pandemia del COVID-19 derivo en el adulto mayor una crisis en su salud física y mental, acá encontramos múltiples causas como: el acceso limitado a los servicios de salud, la pobreza, el maltrato emocional, falta de actividad física, falta de comprensión, la carencia de apoyo familiar, entre otras. El aislamiento y el distanciamiento social, se convirtió en la excusa perfecta para aumentar el abandono a la población adulto mayor, ya que fueron abandonados en los asilos, hospitales y hasta en sus propias casas teniendo un resultado negativo en su salud y llevándolos a tener un deterioró emocional que ocasionó depresión, angustia, ansiedad, agresividad falta de interés en sus actividades cotidianas, dando como resultado un aumento de enfermedades como la obesidad, la hipertensión, osteoporosis, trastornos del sueño, consumo de alcohol, estrés, entre otras.