La educación sexual es un componente básico de la educación familiar. En la familia se aprenden valores y actitudes de relación a la vida. El centro de la sexualidad es la vivencia, la sensación, el gesto y la percepción de cuerpo propio y ajeno, la ternura la fantasía y el afecto. Cuando el padre y la madre asumen una actitud positiva natural, frente a su propio cuerpo, a sus afectos a los de los seres que lo rodean construyen relaciones sociales y afectivas, creando el ambiente que hace posible la formación de hombres y mujeres con personalidad adoptivas.